Las fotografías post mortem, también conocidas como fotografías mortuorias o fotografías de duelo, son imágenes tomadas de una persona después de su fallecimiento. Estas fotografías eran más comunes en el siglo XIX y principios del siglo XX cuando la fotografía todavía era una tecnología novedosa y la mortalidad infantil y las enfermedades infecciosas eran más frecuentes.
La práctica de fotografiar a los muertos puede parecer inusual y desconcertante en la sociedad actual, pero hay que entenderla dentro del contexto histórico y cultural en el que se originó. En una época en la que la fotografía era una rareza y no todos tenían acceso a ella, capturar una imagen de un ser querido antes de que falleciera era una forma valiosa de mantener su recuerdo vivo. Además, la mortalidad infantil era alta, y las fotografías post mortem se convirtieron en un medio para inmortalizar a los niños que partían demasiado pronto.
Los rituales y costumbres en torno a la muerte también desempeñaban un papel importante en la práctica de las fotografías post mortem. En muchas culturas, el duelo era una parte integral del proceso de aceptación de la pérdida, y mostrar fotografías del difunto en el hogar o durante el funeral era una manera de honrar su memoria y ayudar a la familia a asumir el dolor de la pérdida.
Las fotografías post mortem podían variar en estilo y presentación dependiendo de la cultura y la época. En algunos casos, los fallecidos eran retratados en una posición tranquila y serena, como si estuvieran dormidos, mientras que en otros casos, las imágenes podían mostrar a los difuntos rodeados de sus familiares y amigos, lo que reflejaba una percepción más comunitaria de la muerte.
Los fotógrafos de la época debían enfrentarse a desafíos técnicos al tomar estas fotografías. La fotografía en ese entonces requería exposiciones largas, y los fallecidos debían permanecer inmóviles durante todo el proceso, lo que llevaba a veces a utilizar soportes o estructuras ocultas para mantener a la persona en posición horizontal.
Con el advenimiento de la fotografía moderna y cambios en las actitudes sociales hacia la muerte y el duelo, la práctica de tomar fotografías post mortem fue disminuyendo gradualmente. La fotografía se volvió más accesible y se empezaron a tomar más fotografías en general, lo que disminuyó la necesidad de recurrir a imágenes post mortem para recordar a los seres queridos.
Hoy en día, las fotografías post mortem son una rareza y, en muchos casos, pueden resultar perturbadoras para la sensibilidad contemporánea. No obstante, estas imágenes históricas siguen siendo importantes para comprender cómo se enfrentaba el duelo y la muerte en el pasado, ofreciendo una visión única de las costumbres y tradiciones de épocas pasadas. A través de ellas, podemos explorar nuestra historia y comprender mejor cómo ha evolucionado nuestra relación con la muerte y el recuerdo de los seres queridos a lo largo del tiempo.